Budapest (EuroEFE).- Rumanía, uno de los países más pobres de la Unión Europea, elige este domingo a su nuevo jefe de Estado con el debate político marcado por la guerra en la vecina Ucrania, el debate sobre si mantener el apoyo militar a este país y el avance de la ultraderecha nacionalista.
Según los sondeos, el primer ministro saliente, el socialdemócrata Marcel Ciolacu, parte como favorito para sustituir al liberal Klaus Iohannis en el más alto cargo de este país de 19 millones de habitantes, miembro de la Unión Europea (UE) y de la OTAN que comparte con Ucrania el Mar Negro y unos 600 kilómetros de frontera terrestre.
Dado que no se espera que ninguno de los 14 candidatos logre la mayoría absoluta necesaria para su nombramiento en primera vuelta, los dos más votados este domingo irán a una definitiva ronda el 8 de diciembre.
Entre esas dos citas, los rumanos están llamados a elegir nuevo Parlamento y Gobierno el 1 de diciembre, con lo cual las urnas se abrirán en los próximos tres domingos consecutivos.
Las encuestas más recientes del instituto Inscop para las presidenciales colocan a Ciolacu en el primer lugar, con el 25,3 % de la intención del voto; seguido del populista de extrema derecha George Simion, con el 19,1 %; la derechista Elena Lasconi (14,3 %); y el independiente Mircea Geoana (13,3 %).
Si bien Simion aparece como el más probable rival de Ciolacu en la segunda vuelta, también hay sondeos que ven a otros candidatos con posibilidades.
Firme apoyo a Ucrania
Dada su situación geopolítica, los rumanos se sienten especialmente vulnerables ante la agresión y las presiones que ejerce Rusia no solo en Ucrania, sino también en la vecina Moldavia.
En el sistema semipresidencialista rumano, el jefe del Estado tiene competencias en política Exterior y actúa como mediador entre los poderes del Estado y la sociedad.
Es además comandante de las fuerzas armadas y preside el Consejo Supremo de Defensa Nacional.
Desde el inicio de la invasión rusa a Ucrania en febrero de 2022, Iohannis ha defendido una solidaridad incondicional con la población atacada y el máximo apoyo humanitario y militar para Kiev.
El europeísta Ciolacu promete mantener esa línea, así como su fuerte compromiso con la UE y la OTAN.
«Ucrania fue atacada injustificadamente. Se atacaron fronteras fijas y reconocidas, lo cual es inaceptable», dice el candidato en declaraciones que publica este viernes el diario vienés ‘Der Standard’.
«Necesitamos una mayor coordinación y asignación de recursos dentro de la UE y la OTAN para disuadir eficazmente a Rusia», añade el político tras resaltar el «momento muy difícil de política de seguridad» que afronta su país.
Avance de la extrema derecha
Más ambiguas son las posturas de Simion, el líder de la ultranacionalista y euroescéptica AUR, un partido que ha pasado de ser marginal a convertirse en la principal fuerza de la oposición.
Simion se ha declarado admirador de Donald Trump, del que ha dicho que traerá la paz a Ucrania.
Gran parte de su popularidad le viene por su activa presencia en las redes sociales.
El líder ultra promete detener la ayuda militar a Ucrania pero niega que eso le convierta en prorruso. Defiende la permanencia de Rumanía en la OTAN y en la Unión Europea, pero es muy crítico con Bruselas.
Tiene prohibida la entrada en Moldavia y Ucrania porque reclama para Rumanía partes de los territorios de esos dos países vecinos.
Aparte de Ucrania, el abanico de los temas abordados por los candidatos es muy amplio.
Los candidatos han hablado de la necesidad de luchar contra corrupción y la burocracia, las reformas fiscales, el nivel de los salarios, la plena entrada del país en el espacio de Schengen, las preocupaciones del sector agrario o el papel de la UE, entre otros.
En cuanto a la orientación política, los observadores resaltan el conservadurismo general de la población.
«Todos los candidatos presidenciales son conservadores, con la excepción de la liberal Ana Birchall, porque parten de la premisa de que la sociedad rumana es conservadora», señala el analista Cristian Pîrvulescu al diario digital Adevarul.
Cinco perfiles clave
De los 14 candidatos, cinco pueden aspirar a llegar a esa segunda ronda.
Marcel Ciolacu: ¿De primer ministro a presidente?
Marcel Ciolacu, nacido en 1967, lidera las encuestas como candidato del Partido Socialdemócrata (PSD). Actual primer ministro desde junio de 2023, su gestión ha estado marcada por políticas fiscales que han fortalecido el respaldo popular a su partido.
Ciolacu, abogado de formación y empresario de éxito en su región natal de Buzau, preside el PSD desde 2020 y ha sido clave en la estabilidad de la coalición de gobierno con los liberales del PNL.
Aunque es el favorito, las encuestas no le garantizan la mayoría absoluta en la primera vuelta, lo que lo llevará a una posible segunda ronda decisiva.
Bajo su presidencia, el PSD se ha convertido en el partido más fuerte de Rumanía.
George Simion: El ultra que admira a Orbán
George Simion, líder del partido ultraderechista Alianza por la Unión de los Rumanos (AUR), ha ganado notoriedad con un discurso nacionalista y euroescéptico.
Simion, acusado de haber mantenido estrechas relaciones con Moscú, se definió en una entrevista como el «Viktor Orbán rumano», al referirse al primer ministro ultranacionalista húngaro.
Al igual que Orbán, Simion ha prometido defender valores cristianos y ha atacado a la comunidad LGTBIQ+.
Aunque busca moderar su imagen, su pasado en un grupo de aficionados radicales de fútbol y sus continúas polémicas lo colocan como un candidato muy polarizador.
Antes de dedicarse a la política Simion fue miembro del grupo de ultras ‘Unidos por la tricolor’, que en los partidos de la selección rumana lanzaba mensajes racistas y violentos.
AUR, fundada en 2019 y que quedó en tercer lugar en las elecciones europeas de junio, se ha consolidado como una fuerza clave en la política rumana.
Mircea Geoana: El ex número dos de la OTAN
Mircea Geoana, nacido en 1958, es un experimentado diplomático y político. Ha sido embajador en Estados Unidos, ministro de Exteriores y, más recientemente, vicesecretario general de la OTAN entre 2019 y 2024, el cargo internacional más alto ocupado por un rumano.
Geoana se presenta como un candidato centrista, comprometido con el apoyo al sector empresarial y con posiciones conservadoras en temas sociales.
Habla cuatro idiomas (español, inglés, italiano y francés) y lideró por mucho tiempo las encuestas.
El político ha sido criticado por utilizar símbolos de la OTAN en su campaña electoral, así como por plagio en su tesis doctoral. Esta es su segunda candidatura presidencial, tras postularse en 2009.
Nicolae Ciuca: El general que aspira a la presidencia
Nicolae Ciuca, nacido en 1967, es un militar de carrera que ha ocupado altos cargos en las fuerzas armadas rumanas, incluyendo el de jefe del Estado Mayor de Defensa.
Tras su paso a la política, fue ministro de Defensa y primer ministro entre 2021 y 2023 como parte del acuerdo de coalición con el PSD.
Ciuca, que ha recibido el respaldo del actual jefe del Estado, el liberal Klaus Iohannis, es el líder del Partido Nacional Liberal (PNL) y preside el Senado.
El exgeneral promete ser un jefe de Estado activo que promueva la unidad nacional y el contacto con los ciudadanos.
Se le considera serio y comprometido, aunque sus críticos subrayan que carece de carisma.
Elena Lasconi: La periodista nacionalista
Elena Lasconi, nacida en 1972, es periodista y alcaldesa desde hace pocos meses de la ciudad de Campulung Muscel.
Candidata por la liberal conservadora Unión Salvar Rumanía (USR), Lasconi intenta atraer a votantes nacionalistas y es habitual que en actos públicos aparezca con vestidos tradicionales.
La candidata, que se define como cristiana y ortodoxa, debe gran parte de su popularidad a que ha sido una figura mediática en Rumanía.
En la campaña electoral ha asegurado que como presidenta sería «la voz de millones de rumanos» y que no dejaría que «otros digan qué quieren los rumanos».
Al contrario que Simion, Lasconi no siente ninguna simpatía por Orbán y ha llegado a decir que lo declararía persona non grata en Rumanía.
Detrás de ese rechazo es la tensión histórica entre Budapest y Bucarest por Transilvania, la región rumana en la que vive una importante minoría magiar.
Editado por Sandra Municio