"El mundo se está dividiendo peligrosamente en dos: quienes educan a los niños en el uso extraordinario de la risa para curar heridas, reforzar la generosidad y ensanchar corazones, y quienes nunca podrán advertirles del sentido maléfico que puede extraerse de una carcajada, porque ni ellos mismos distinguen entre risa y crueldad", por Elvira Lindo