Bruselas (EuroEFE).- Los líderes de los grupos popular y socialdemócrata en el Parlamento Europeo prosiguen este martes sus contactos para desbloquear la nueva Comisión Europea en busca de fórmulas que convenzan a sus familias políticas de dar marcha atrás en líneas rojas previamente establecidas, con el principal desacuerdo centrado en si debe haber un pacto por escrito o no.
Los jefes de los tres principales grupos proeuropeos en la Eurocámara se reunieron este martes poco después de mediodía para seguir trabajando en busca de ese acuerdo «in extremis» antes de que este miércoles se fije la agenda del próximo pleno parlamentario en Estrasburgo (Francia), que según lo previsto debería incluir el voto de la nueva Comisión Europea en su conjunto el 27 de noviembre.
Antes de sellarse esa fecha, no obstante, tiene que haber un acuerdo para que se levanten los vetos cruzados encallados desde hace una semana: los populares tienen que dar su apoyo a la candidata española a la vicepresidencia comunitaria, Teresa Ribera, y los socialdemócratas deberán aceptar al italiano enviado por Giorgia Meloni, Raffaelle Fitto, y al húngaro Olivér Várhelyi.
El objetivo ahora, según apuntan varias fuentes parlamentarias, es encontrar una fórmula que permita a los líderes de los dos grupos en liza convencer a los suyos de levantar el veto y calmar los ánimos que se tensionaron especialmente la semana pasada.
Bajo dicho eventual pacto, el popular Manfred Weber tendría que transmitir a su delegación española que el grupo acepta que Ribera sea vicepresidenta de la Comisión Europea, después de que el PP español haya presionado para que sus socios la vetaran y que haya amenazado incluso con votar en contra de la Comisión en su conjunto.
De la misma manera, la socialdemócrata Iratxe García tendría que «vender» en su grupo la necesidad de un apoyo a los candidatos italiano y húngaro, que la semana pasada planteaba como una línea roja.
«Hay que ver la imagen completa», urgen desde su entorno, al tiempo que recuerdan que, sin un acuerdo, las únicas damnificadas serían Ribera y la otra vicepresidenta socialista, la rumana Roxana Minzatu, pues los populares podrían encontrar una mayoría alternativa con la ultraderecha para aprobar a sus candidatos.
Tanto los socialdemócratas como los liberales -la tercera parte de esta coalición, que hasta ahora han ejercido un papel conciliador- quieren que dicho consenso se materialice por escrito, con un consenso que sirva de base para salvar el inicio de la nueva Comisión y mantener durante la legislatura la coalición proeuropea.
El texto, defienden, incluiría las principales líneas legislativas que planteó la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von de Leyen, cuando los tres grupos la apoyaron el pasado mes de julio y algún tipo de compromiso a trabajar de manera proactiva bajo dicha mayoría, sin referencias directas a la no cooperación con la extrema derecha.
«Si quieren tener a Fitto, tienen que hacer un compromiso grande para los próximos cinco años, algo sustancial a lo que podamos referirnos en los próximos cinco años», defendía una fuente parlamentaria.
Los populares, por su parte, rechazan el concepto de que haya un acuerdo por escrito e instan a que quien dé un paso adelante sea la jefa de los socialdemócratas, a quien le piden en primer lugar garantías de que su grupo votará en favor del italiano Fitto.
También se niegan a que los Verdes formen parte de este acuerdo, un extremo que los socialistas habían defendido en el pasado.
Editado por Lucía Leal